Suelta

Me motivé a hablar de mi debacle, porque siento una necesidad de expresar cosas, pero sobre todo, para ayudar a quien lo esté pasando como el culo. No es fácil. Bueno, qué es fácil en la vida? Nada. Pero así y todo, estar sin trabajo, debe ser de las peores sensaciones. Claramente por un tema de ego, de creernos superiores, inteligentes, capaces, que si bien muchos lo pueden ser, cuando viene un golpe de mala racha, la capa de Superman se va a la cresta, y como no estabas acostumbrado, te tumba, te hunde y nos reducimos a la más mínima y denigrante expresión. No somos nada. No valemos un peso. Sentimos que no servimos para nada y que la vida es una mierda, que el dios en el cual creímos alguna vez, nos dejó solos, que los amigos valen  cero y que cualquier golpeteo en la espalda es una aspirina, o sea, ayuda, pero no cura nada.

Primero les hablé de la mierda en sí; luego, de cómo asumir que estamos cagados y ahora quiero hablarles de soltar. Este ítem, es muy difícil de explicarlo, porque hay que sentirlo, vivirlo y experimentarlo realmente para saber lo que significa.

SOLTAR NO ES DEJAR DE LUCHAR, que quede muy claro esto. Soltar no es entregarle a la suerte y a la imagen de la virgen que tienes en tu billetera vacía tu futuro. Soltar no es dejar de mandar curriculums, de golpear puertas, de buscar oportunidades. SOLTAR NO ES ENTREGARSE, no es darse por vencido, no es dar por perdida la pelea. Soltar, para mí, es hacer todo eso que mencioné antes, pero luego dejarlo. ¿Cómo es eso?

Una persona que está sin trabajo, tiene 25 cosas en la cabeza. De esas 25, el 99% son problemas, deudas, cachos, atados, etc. Además, y como he comprobado fehacientemente, cuando viene una, vienen todas, por ende, somos un cúmulo de problemas diarios, uno tras otro.

Llevamos a cuestas una mochila grande, por ende, sumarnos más cachos, será lo peor.

¿Hiciste tu curriculum como correspondía, buscaste una buena planilla en internet, lo dejaste impecable y lo enviaste a todos los conocidos, amigos y más? Ok, entonces déjalo. Ya está. Ya fue enviado y ahora no depende de ti. Suelta.

Le debes hasta el conserje, no pagaste el colegio en meses, debes arriendo, gastos comunes, isapre, la cuota del auto, etc. ¿Puedes pagar ahora? No. Entonces déjalo. Ya está. No puedes pagar. Punto. Acá entra lo que hablé la otra vez, asume, y luego suelta. En serio, ¿Tienes cinco, diez millones de pesos para saldar esas cuentas? No, entonces déjalo. Ya está. Listo. NO PUEDES PAGAR, SUELTA.

Insisto, esto es MUY DIFÍCIL llevarlo a la práctica, porque las preocupaciones inundan y abruman, pero haz el ejercicio día tras día, y verás que es muy sanador y liberador.

¿Estás sin trabajo, sientes que eres un profesional frustrado, poca cosa, insignificante y que no vales un peso? ¿Sí? Bueno, asume eso, y luego déjalo. Ya está. Eres un profesional frustrado, sin pega, bla, bla, bla. Punto. ¿Cuál es el problema? ¿Crees que eres la única en el mundo que le ha pasado esto? ¿Te crees tan superior que no puedes vivir con algo así? Bueno, vas a tener que cargar con eso, pero cargar con el peso de manera más liviana, ¿Cómo es eso? Justamente soltando. Fracasé ¿y qué?…

Si dejamos que las cosas caigan o avancen según su tiempo y no bajo nuestra ansiedad, todo será más llevadero. Acá está el punto clave. Saber que cargamos con una inmensa mochila de problemas, pero qué más podemos hacer.

¿Está en nuestras manos que nuestro amigo se fije en nuestro curriculum? No.

¿Tienes las lucas para cubrir todo ahora? No.

¿Has hecho lo humanamente posible para encontrar una oportunidad? Si, entonces ahora, ¿depende de ti? No.

La ansiedad que tenemos porque no nos llaman de vuelta o porque no llegan las soluciones que esperábamos, se transforma en más peso para nuestra mochila, entonces, ¿para qué? ¿Para qué vivir con eso también? ¿Por qué mejor no decir “ya está”, “hice todo lo que pude” y punto? Objetivamente, es imposible manejar los imponderables o lo que pueda suceder, entonces, ¿preocuparse por eso más encima? No.

¿Qué sacas con llamar todos los días a tu conocido para preguntarle si “le llegó el curriculum”, cuando sabemos que un mail llega, y que si no te ha llamado, es porque trabaja en una empresa gigante, en donde las decisiones no dependen sólo de él, etc.? Entonces, suelta. Ya está. Velo como “curriculum enviado, un cacho menos y una posibilidad más”. Simple. Es una de las 100 posibilidades que tienes que explorar. ¿Vas a llamar diariamente a las 100 personas para preguntarle si llegó tu información? No lo hagas. Ya está. Has hecho todo y ahora suelta, déjalo, que en algún momento salta la liebre.

La vida es cíclica amigos. Todo lo que sube, baja; todo lo que va, vuelve y así. Por tanto, en algún momento esto pasará. Este, es el concepto más claro de lo que significa soltar. Cuando sabemos, asumimos, y creemos firmemente que en algún momento esto tiene que pasar, bueno, pasará. Es obvio. Es lógico. Pero estamos tan cegados, en blanco, que no entendemos esto y nos vamos a la cresta, porque no sabemos asumir, y menos soltar.

Repito, esto es para gente emocionalmente avanzada, no cualquiera puede hacerlo, ¿por qué? Porque hay una especie de cargo de conciencia “si no llamo para insistir”, “si no cateteo”, “si no me voy a parar afuera de la oficina del jefe a pedir una oportunidad”, o empezamos a pensar cosas como “que mi señora me vea haciendo algo”. No. Y respeto a quien lo hace, pero cuando entendí que la vida va y viene, y después de hacer todo lo que tenía que hacer, las cosas fueron llegando. Créanme.

Aferrarnos a lo que sea, es nefasto.

SI QUIERES AVANZAR, DEBES ASUMIR Y LUEGO SOLTAR.

Además, cuando nos enfocamos en algo y nos cegamos en que “eso tiene que ser”, dejamos de ver otras posibilidades. No vaya a ser cosa que, por estar pendiente de un trabajo, se te pase una chance por atrás. Por eso hay que soltar y dejar que la cosa tome su curso, y luego, ver a dónde te lleva todo eso.

Otro punto de soltar, es desprenderse de cosas materiales y emocionales que te atan.

Como dije, y como bien debe saberlo quien ha estado en un hoyo, cuando estás mal, todo te carga, todo lo ves feo, negro, sin sentido. Bueno, cámbialo.

Recuerdo que en mi peor etapa, movía a cada rato las cosas de mi casa. Cambiaba sillones de lugar, me movía de un lugar a otro y trabajaba en otras zonas de la casa, buscaba una satisfacción en el cambio y en soltar cosas que tenía pegadas como patrones, como paradigmas, tan estúpidas, que me impedían avanzar.

Un ejemplo idiota, el café. Intentaré explicarlo de la mejor manera posible.

Soy de los que tomo café en la mañana, siempre, a las 7, un gran tazón con un pucho. Cuando se me acabó el café, y no tenía un puto peso para comprar siquiera un tarro de $990, fue una extraña sensación. No sabría cómo explicarlo. El café de mañana da el efecto de que el día parte, con cierto estatus, y me imaginaba, en un espacio lúgubre y torpe de mi cabeza, que no había otra forma, y menos pensar en tomar té, una acción “de vieja”, que no me hacía sentir feliz, seguro, dispuesto para comenzar el día. Qué estupidez. Lo leo y me da vergüenza. Pero así fue.

Con este ejemplo mundano, también hablo de soltar conceptos viejos.

Si tu ropa no te gusta, cámbiala.

Si tu ropa no te gusta, pero no tienes plata para cambiarla, bueno, cámbiala de lugar, ármate nuevas pintas con lo que tienes, no sé. Intenta armarte un panorama nuevo, libre, que no pese. A eso me refiero con soltar. Y acá entra todo lo que he dicho.

Levántate. No hay café. Ya está. Toma té. No hay té, ok, agua.

Dúchate. Estás feo. Ya está. Mañana estarás mejor. Aféitate. Péinate y ponte linda en la medida de lo posible. Ya está. Eso eres. Déjalo. No luches tanto con una banalidad.

Luego anda al closet y si no te gusta algo, sácalo, o cámbialo de lugar, o ponte otra cosa que no te pusiste hace años. Ya está. Tu ropa es fea. Pero es fea hoy, mañana será mejor. Déjalo. Vive con eso.

Y luego parte el día, manda un curriculum, esfuérzate otra vez más. Día tras día. E inténtalo de nuevo. ¿Ya está? Lo hiciste? Ok. Ahora déjalo y haz otra cosa. Ordena tu living, sal a trotar, camina, fúmate un cigarro, come algo, vuelve al computador a buscar alguna idea inspiradora, piensa un rato y déjalo otra vez. Ya está.

Y luego llama a alguna amiga, sin pretensiones, sin pedirle favores, y chao. Y sigue con tu día. Y así. Y así mañana y pasado. Y así vas haciendo cosas nuevas. Y así vas soltando la carga de estar todo el día pensando en el fracaso y lleno de ansiedad.

Ya la mochila viene pesada.

HAZ QUE LAS COSAS PASEN Y NO TE DESESPERES EN EL CAMINO Y POR LOS RESULTADOS.

Si hiciste las cosas bien, a conciencia, con ganas, pasión y fe, en algún momento llegarán. Créeme.

Suelta.

See you.

Deje un comentario