Las mujeres arriba!

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Lo primero que voy a decir, es que este 2014, esta columna cumple 5 años de vida, ¿heavy no? Lo segundo, es que tengo miedo. Como machos, empezamos mal el año, y eso me da pánico. No aprendemos nunca. Es que pasan los años y los hombres seguimos siendo unos niños. No crecemos nunca y creemos que somos la papa, pero no, no somos más que monigotes suyos. Esta columna, es para darte el título ídola que la sigues llevando. Al inicio de este 2014, quiero decirte que mereces todo mi respeto, mi admiración, por superarnos con creces, siempre, en todo. Así es que, mi primera columna del 2014, es para alentarte a que sigas siendo lo que eres, la mejor. Partamos con que tenemos nueva presidenta, e independiente si te gusta o no, estaremos sometidos al collar de perlas y al traje dos piezas por 4 años más. Luego escucho un comercial de línea blanca que continúa con la tónica del tipo tonto y dependiente de ella, en donde se escucha a un perico gritando como yegua: “estoy lavando, estoy lavando!”, como gran gracia y dejándonos mal para variar. Ok, algunas tareas de la casa son difíciles o no estamos acostumbrados a hacerlas, pero ¿es para que grite como loca? Bueno, si, al parecer, seguimos siendo simios en lo que respecta a la casa. Otro caso, y que supone algo más extremo al anterior, es un comercial que pregunta: “tienes un marido invisible?”, en donde el slogan es “no esperes a que él lo haga”, resumen, estamos cagados. Ya no servimos ni para poner clavos, y lo sabemos. Es más, estoy sintiendo que las juntas con mis amigos, ya son sólo para hablar de ustedes, pelarlas, comentarlas, analizarlas, estudiarlas y tratar de entenderlas. Nunca lo logramos, pero se nos va la noche y las piscolas en eso. O sea, definitivamente estamos preocupados por algo. Si vamos al amor y las relaciones, no tenemos por donde. El macho terminó el año con miedo y comenzó este aterrado, ¿de qué? (te preguntarás), de quedarse solo, de que no lo tomen en cuenta, de que se le haya pasado la micro, de que se vea más feo que el resto, cosas muy arraigadas durante muchos años en ustedes, pero que se han instalado en nuestro adn mamón.

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El otro día, un amigo me preguntó, muy extrañado, por qué ella (su ex), lo había borrado de todas sus redes sociales, si era normal, cuál sería su fin, etc. (what! Hay alguien preocupado de eso realmente?) Demostrando cierta desesperación por no hacerse notar. A lo cual le respondí: “es una simple red social, además fuiste tú quien terminaste con ella, entonces, “¡qué quieres!”. El viejo pánico a la poca notoriedad, otrora condición tan femenina. O sea, eran suyas las frases “por qué no me llama”, “ya no me quiere”, etc. Entonces, ¿caer en eso? Me quiero matar. Tengo otro amigote que ha mostrado una suerte de desesperación oculta (los hombres tendemos a no expresar mucho la locura, a diferencia de ustedes) porque su mina tiene un actuar “irregular”, “no lo llama” o lo llama cuando quiere, lo hace esperar, lo “trata mal”. Todas estas actitudes indiferentes, eran nuestras, no suyas, pero ahora, la tortilla se dio vuelta. Tienen el sartén por el mango. Otro perico, demostrando estar más mal que el anterior, anda con la humita en el bolso, queriendo encontrar a su media naranja a como de lugar, incluso, recurriendo a la antigua agenda para desempolvar antiguas “ex”, todo, para alcanzar lo más rápido posible, el sueño de “la casa, el quincho y el perro”. Desesperado. No sé si reír o llorar (muy mina eso?).

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Vamos a la opinión popular: Juan dice: “es verdad, estamos mucho más mamones, nos falta confianza a mil”. Bien Juan, sinceridad ante todo. Alicia: “las mujeres estamos tomando roles históricamente masculinos, y eso ha hecho que el comportamiento del hombre cambie”. Totalmente de acuerdo, a veces hay minas-hombres, no sé si me gustan. María Paz: “creo que siempre han sido inmaduros, pero el que nosotras trabajemos a la par, tengamos más independencia, los hace más mamones aún”. Exacto. No somos nada. Karin dice: “no me parece tirar para abajo a los hombres, no debemos competir”. Toda la razón, pero esta columna es para hacernos despertar. Anita: “estamos en una época de competencia de roles y eso trae inseguridad”. Ganan la competencia, lejos. Sandra dice: “Si las minas muy minas son insoportables, los hombres-minas son una especie que merece la pena de muerte. El hombre llorón, sufrido, enrollado, cobrador de sentimientos, o que se lo guarda todo y sufre en silencio comiéndose las uñas es un asco, prefiero lejos a un hombre-mono que a un hombre sensible que habla suavecito. Me hizo llorar, ¿le gustaré? Alejandro: “creo que siempre ha sido así, pero no es sano que ninguna de las partes sea arrastrada o mamona”. Idealmente no, pero lo somos amigo. Carola: “la supuesta seguridad de algunos hombres, se derrumba con mujeres independientes económica y emocionalmente, aunque un hombre que es seguro de verdad, será seguro siempre”. Ella dio en el clavo. El que nace chicharra, muere cantando, sea como sea la otra parte. Bueno, así está la cosa. Parten el año con una columna para ustedes, y nosotros, trataremos de ponernos las pilas. Te invito a que le muestres esta columna a tu hombre, si llora, da vuelta la página.

Las mujeres arriba!

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