¿Por qué nos cuesta hablar de sexo?

Hablar de sexo, es pan de cada día. En reuniones sociales, portales de internet, libros, diarios, revistas, etc. El sexo, vende. Eso, está claro. Ahora, hay quienes lo toman como algo lejano, y por ende, lo hablan desde la “otra vereda” y hay otros, que sin tapujos, dicen las primeras cochinadas que se les viene a la cabeza (de arriba).

Es que, a no todo el mundo, le gusta “la papa”. Comenzamos con las risitas tontas, luego el ponerse colorados, hasta que después de dos piscos sours, comenzamos a soltar la lengua. Para unos, es más fácil, para otros, un tormento. Así de simple.

Bueno, el tema, es que una sicóloga, Mary Roach, acaba de lanzar un libro que habla de sexo, “a calzón quitado”, y desmitifica ciertos mitos sexuales de la historia, con un toque de humor, ironía y sarcasmo. De hecho, dedica su libro “a quienes han osado a hablar de sexo, pero que se siguen escondiendo en las buenas costumbres”, o sea, para hipócritas.

El libro “Entre piernas”, es eso, historia, sexo y realidad, en un mismo lugar. Es por eso, que, por ejemplo, podrás enterarte, que Marie Bonaparte, bisnieta de Napoleón, “tenía el clítoris a tres centímetros de la vagina”. Este rasgo le preocupaba profundamente, ya que aseguraba que la ubicación era la culpable de que su vida sexual con el príncipe Jorge de Grecia fuera un fiasco. Suavecito. Bueno, ese y otros temas como: “el clítoris es un pene o no”, “si existe la disfunción eréctil femenina”, lo podrás saber en este libro. No se los voy a contar, léanlo.

De este libraco, podemos analizar que, a muchos, les cuesta hablar del temita. O sea, si, podemos vanagloriarnos de que lo hacemos todos los días, de nuestro tamaño, de que el marido no funciona, pero cuando hay que especificar, clarificar, ejemplificar, nos quedamos callados y sumergidos en la misma risa tonta.

¿Nos cuesta hablar de sexo? Parece. Es que claro, no todos quieren ventilar sus intimidades en la mesa, ni menos con gente desconocida, y prefieren callar, a pasar bochornos. En este sentido, creo que son ellas, quienes, con sus amigas, hablan más o se cuentan más cosas de la pareja. El tamaño, la frecuencia, el goce, el placer, etc. Pero en hombres, es pocas veces visto que se hable de si la señora tira bien o mal. Es más, creo que no lo he escuchado nunca. El macho, es más dado, estando en un grupo, a “mandarse las partes” diciendo que tira todos los días con la señora, o que su “amigo” es parecido a la longaniza que está en la parrilla, mientras ella pone cara de “¿qué?!!”.

Cuando se habla “de”, es siempre en broma, nunca en serio. ¿El sexo es una broma? ¿Es un detalle para las parejas? ¿No le toman el peso al sexo? No creo. Debe ser vergüenza, nada más. Ahora, en casa, puertas adentro, ¿será igual? ¿Le contamos a nuestra pareja sobre nuestros problemas, trancas y preocupaciones en materia sexual? ¿Le decimos qué nos gusta y qué no nos gusta? Wow!, difícil respuesta. No la tengo. A veces si, a veces no, pero siempre, muy superficialmente. ¿No sería mejor, decir la verdad, sobre todo con quien se duerme todos los días? Debe haber muchas parejas que fingen felicidad o sienten que lo que pasa en la cama es felicidad, pero realmente no lo es. A conversar se ha dicho.

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